5 Puntos clave para sobrevivir el éxito

Jorge Peralta
4 min readNov 13, 2022

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Algunos piensan que las empresas se mueren a causa del cambio tecnológico o en manos de su feroz competencia. Haciendo otra analogía, muchos otros piensan que se mueren de cambios en el entorno como si se murieran de paros cardiacos; no, las empresas se mueren de diabetes, poco a poco.

En ocasiones, el peor enemigo de las empresas está dentro de ellas mismas, cuando se generan síntomas de indolencia, de soberbia, cuando la frase favorita de muchos es “aquí siempre lo hemos hecho así”. No todas son capaces de sobrevivir el éxito, porque además las empresas van ganando en complejidad, porque el mundo en el que vivimos es mucho más complejo que el que vivíamos anteriormente y cuando quieren replicar las fórmulas exitosas del pasado, se camina muy probablemente por la ruta equivocada.

Cuando se emplea más tiempo para mirar hacia dentro y hacia el pasado, que mirar al futuro y mirar al cliente, se acrecientan los síntomas del mal. Se pierde al cliente del centro de la acción, se compra mal, se descuidan los detalles, se pierde el análisis constante, se desconecta la toma de decisiones de los datos y se comienza a dirigir con base exclusivamente en la experiencia o en la historia.

Creer que tenemos un lugar seguro en la mente de los clientes, es un acto de soberbia que nos lleva a la perdición, sino alimentamos permanentemente de nuevos insights nuestras propuestas, sino renovamos continuamente el valor generado de la mano de los clientes, empezamos a perderlos, hasta que se van sin avisar. Nada es para siempre, todo caduca, los modelos de negocio también.

Las organizaciones que cambian, las que renuevan sus propuestas, las que no se aferran a nada, las que no quieren vivir del pasado, las que evolucionan y no sucumben ante el éxito saben que todo es temporal, y para ello necesitan un liderazgo que no les permita entrar en zona de confort. Estás empresas innovadoras tienen algunas características que intentaré mostrarte a continuación:

1) Un liderazgo sin confort. En primer lugar, porque los líderes de las empresas innovadoras no se permitan caer ellos mismos en zona de confort, nunca piensan que ya es suficiente, nunca piensan que ha llegado el momento de cosechar. No lo hacen por ser fanáticos del crecimiento o de la perfección, sino porque de lo único que son fanáticos es de generarle valor siempre a sus clientes.

2) Buscan mientras ejecutan. Son organizaciones que permanentemente buscan nuevas oportunidades mientras ejecutan de forma eficaz el modelo de negocio actual, y entienden la simultaneidad de ambas tareas. No buscan las nuevas oportunidades debido al agotamiento de las presentes; lo hacen por cultura más que por necesidad. La dedicación del CEO se comparte entre el presente y el futuro.

3) Método y agenda diferenciada. Los esfuerzos de innovación se diferencian claramente de la operación ordinaria, se les dedica agenda y presupuesto propios a los proyectos del futuro. Este trabajo ambidiestro de forma ordenada, con método, accountability y revisiones periódicas, dando lugar, con el paso del tiempo a tener distintos modelos de negocio operando en la misma organización, provocando una renovación constante de la oferta.

4) Decisiones basadas en evidencias. La revisión constante de la información disponible sea de los productos existentes o bien sea de la validación de los experimentos del portafolio de proyectos requiere de evidencias, no son suficientes las experiencias del pasado ni las corazonadas.

5) Cultura de innovación. Solo una cultura que permite vivir en incertidumbre, pensada para que las personas crezcan con la organización en todos los sentidos, desarrollo personal y desarrollo económico que no reduce el esfuerzo, pero compromete el éxito compartido.

La inercia suele atraparnos, porque es más fácil repetir que pensar, más si creemos firmemente que la repetición de lo que nos ha funcionado en el pasado es buena para asegurarnos de la calidad o de la experiencia del cliente a la que lo tenemos acostumbrado. La inercia es muy humana, a nuestro cerebro le gustan las rutinas, pero hay que saberlas conducir para que no afecten el modus operandi de nuestra mente productiva.

En muchas organizaciones, esas inercias terminan por engordar el gasto operativo en lugar de generar valor. Nos cuesta mucho cambiar, y las organizaciones están más preparadas para cuidar y mantener lo existente que para cambiar, aún cuando el cambio pueda representar ventajas. El cambio puede paralizar a las personas y a las organizaciones porque rompe con el estatus quo, dificultando especialmente a personas que prefieren las actividades rutinarias.

Esta crisis nos provocará un cambio obligado, nos obligará a repensar qué procesos y personas son verdaderamente indispensables en la organización y cuáles han dejado de generar valor; cuáles se han convertido en burocracia y cuáles son una herencia del pasado que quiere empujarnos al confort y a mantener el status quo.

Volver a las bases, repensar sobre modelos sencillos dónde agregamos valor, huyendo de la complejidad y quedarnos sólo con aquello que verdaderamente es necesario para nuestros clientes y para nuestra organización. Es mejor llevar esta práctica como parte de nuestros ciclos de renovación, que esperar a que llegue un competidor potente a provocar cambios acelerados que no teníamos en el radar.

No permitas que el confort se instale como prioridad por encima de tus clientes, mantén la capacidad de generar los cambios que sean necesarios; las empresas van bien, cuando la gente está ocupada y mantiene los hábitos y la humildad que las han hecho crecer. No hay empresas perfectas, querer hacerlas perfectas es un despropósito, necesitamos empresas vivas, remando a contrapelo cada que sea necesario, sin entrar en zona de confort.

Jorge Peralta

@japeraltag

www.idearialab.com

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Jorge Peralta

Ayudo a empresas a crecer y transformarse mientras operan su modelo de negocio actual Intrapreneurship&Corporate Innovation Expert / CEO Idearia Lab