5 razones para no innovar

Jorge Peralta
4 min readJan 29, 2023

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Aunque la innovación está en el discurso empresarial de nuestro tiempo, se ha convertido en un lugar común: todos hablan de innovación, pero no todos lo hacen en realidad.

Existen múltiples definiciones sobre lo que es y no es la innovación; tal vez la más lógica, la que va a la esencia de las cosas es la de “cambio con valor”. Del tamaño del cambio y del tamaño del valor generado es como se van tomando las decisiones en la empresa, aquel cambio y valor que es representativo para los clientes y para la empresa será el que se adopte.

También es cierto que todas las organizaciones están más sensibles a la innovación e incluso, la mayor parte de ellas quisiera avanzar por esa ruta, pero las dificultades o el desconocimiento de cómo aplicarlo es lo que detiene la decisión. No obstante, la innovación se ha vuelto una constante en las organizaciones que se mueven en ambientes donde si no se mueven pierden vigencia y la preferencia de sus clientes.

Ante este panorama puede ser de utilidad reflexionar sobre cuáles son las razones más comunes por las que las organizaciones deciden no innovar, aun cuando ese camino muestra evidencias de generar beneficio:

1) “Ya lo estamos haciendo”. Cuando una organización está muy pendiente de las necesidades de sus clientes y hace adecuaciones permanentemente a su oferta en realidad si está haciendo innovación porque ajusta con frecuencia su propuesta de valor. Sin embargo, existen otras oportunidades en otros territorios, segmentos o con el desarrollo de nuevos productos que no salen de la lógica de la mejora con los clientes actuales. Los proyectos de mejora son necesarios, pero no siempre suficientes.

2) “Mi mercado no lo necesita: con que entreguemos a tiempo con buenos precios es suficiente”. Nuevamente tiene la lógica de que los clientes permanecerán siempre ahí, de que las preferencias no cambiarán, de que los hábitos no cambian, pero en realidad nunca se detienen. Es muy positivo que las empresas cumplan con eficiencia su promesa, pero las condiciones del entorno, los hábitos de consumo y las preferencias de los clientes ante nuevas ofertas son muy cambiantes.

3) “Ya lo hemos intentado, pero no nos ha funcionado”. Cuando una organización se vacuna contra el cambio y los directores se dan por vencidos es muy difícil cambiar la inercia. Los cambios no se dan al primer intento, siempre hay resistencia interna y se corren riesgos que impide lograr resultados en corto plazo; sin embargo, las necesidades del mercado implican ese esfuerzo por intentarlo nuevamente.

4) “No tenemos tiempo”. Y tienen razón, la mayor parte de los equipos de trabajo están concentrados en tu tarea y tienen indicadores muy precisos para lograr su eficiencia y nadie tiene tiempo para dedicárselo a lo que no tiene importancia. La clave está en poner las prioridades y desde la dirección poner la agenda y el presupuesto adecuado con las personas adecuadas para lograr los objetivos.

5) “No tenemos presupuesto para hacerlo”. Existe la idea de que cualquier proceso implica importantes presupuestos y que solamente las grandes empresas pueden hacerlo. La realidad, es que con una estrategia clara y asignar tiempo en la agenda, los presupuestos necesarios se reducen de forma significativa. En una primera etapa se demanda más de tiempo y foco que de presupuesto, se requiere principalmente, de la decisión directiva de avanzar y de poner en la mesa de forma seria la necesidad de cambio.

Como se puede ver estas 5 razones no están lejos de la mayoría de las empresas que tienen la intención, pero no tienen avances, las que lo han intentado, pero sin estrategia, las que quieren, pero no ponen el esfuerzo suficiente o bien para aquellas que la dirección no se ha tomado en serio la necesidad de actualizar su oferta ya sea por miedo, por comodidad o por falta de visión.

Innovar tiene sus riesgos, y siempre representa un esfuerzo adicional para los directores el plantear que su propuesta de valor no será vigente para siempre, que tarde que temprano todo se vuelve obsoleto, que a todos nos surge el chino de turno que vende lo mismo, pero más barato; que lo que hoy es muy exitoso no necesariamente será así para siempre.

Esa conciencia de la caducidad, debería ser un aliciente para buscar ese cambio. Sin embargo, el esfuerzo que implica salir un momento de la operación diaria para pensar, levantar la mirada y visionar el futuro, requiere de un nivel de abstracción que cuesta trabajo hacer. Lo más común es que los cambios comiencen cuando hemos perdido mercado o rentabilidad, o cuando tenemos los competidores encima, o cuando una crisis nos mete un miedo real que nos mueve con urgencia a cambiar.

¿Será que necesitamos otra pandemia para darnos cuenta de que nada es para siempre?

¿Algunas de estas excusas para no innovar refleja tu situación? ¿Tendrás algún otra que nos puedas compartir?

Jorge Peralta

@japeraltag

www.idearialab.com

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Written by Jorge Peralta

Ayudo a empresas a crecer y transformarse mientras operan su modelo de negocio actual Intrapreneurship&Corporate Innovation Expert / CEO Idearia Lab

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