¿Es necesaria la Reflexión Estratégica?

Jorge Peralta
4 min readDec 11, 2023

Siempre me he cuestionado si los procesos de planeación estratégica son una oportunidad para hacer una reflexión estratégica profunda o más bien son un ejercicio para la continuidad de las decisiones tomadas con anterioridad.

También es cuestionable si los directores deben dejar su actividad por unas horas para entrar en este proceso, donde los frutos no están claros desde un inicio. Es un hecho que la operación siempre absorbe la agenda y la atención, pero ante un mundo de tantos cambios la reflexión estratégica es más que obligada porque los modelos de negocio se agotan y las empresas deben renovar su rumbo, sus modelos, su foco comercial.

Estrategia es una palabra muy manoseada, tanto que ha llegado a perder su significado real. Estrategia está relacionado con decisiones de futuro, es decir de decisiones que se toman hoy pero que afectará el futuro de la empresa. La estrategia es un tema muy importante porque marca la pauta de lo que la empresa hará en adelante con impacto en el negocio, en los clientes, en las personas que colaboran, en el sector, en su comunidad, etc.

Las empresas deben mantener su generación de valor en el tiempo y eso exige tomar decisiones sobre el futuro; decidir sobre el rumbo, sobre las metas, sobre lo que queremos y también sobre lo que no queremos. Siempre es más fácil la continuidad para evitar la toma de decisiones, pero en ocasiones las circunstancias, los clientes, el entorno y nos resultados nos obligan a tomar decisión. Por esta razón, la reflexión estratégica es ineludible, no la podemos evitar si queremos ver a nuestras organizaciones avanzar y crecer en prosperidad.

Desde mi punto de vista la reflexión estratégica requiere hacer las siguientes preguntas:

1) ¿En qué campos queremos jugar? En términos de territorio, segmento, negocios. Así como es importante decidir dónde queremos participar es igual de importante decidir en dónde no se quiere participar. Esa claridad de en qué si y en qué no, es muy importante para marcar el rumbo de la organización y dar esa claridad sobre las oportunidades que podrán analizarse con seriedad.

Ya que se ha decidido donde si y donde no se quiere jugar, ¿Hace sentido analizar cualquier oportunidad de negocio que cumpla con lo planteado en el punto 1?. Para avanzar me parece muy interesante usar los elementos que propone Dominick M. Schrello en su matriz “Real-Win-Worth”:

2) Real. Se trata de una oportunidad real y atractiva. Real en cuando que exista un mercado real que esté interesado en resolver un reto específico; que exista un número suficiente (tamaño de mercado) y poder adquisitivo para que la oportunidad sea lo suficientemente atractiva.

3) Win. ¿Tenemos capacidades y recursos para aspirar a ganar? ¿Es una oportunidad que nosotros podemos aprovechar?

4) Worth. ¿Merece la pena meternos? ¿El impacto en el presupuesto será atractivo? ¿Los beneficios a los que aspiramos son de verdad atractivos?

Por último, añadiría uno más, aunque está íntimamente relacionado con el punto 1):

5) Si los resultados son favorables ¿Quedaremos felices? ¿Nos harán crecer como organización?

Responder estas cinco preguntas permitirán tener un plan estratégico que lleve a tomar decisiones clave para el futuro de la organización.

Nuestras capacidades y esfuerzos están muy concentradas en el presente, en nuestra actividad y por eso es complejo pensar fuera de los límites de nuestro core-business porque genera mayor incertidumbre y sensación de riesgo. Sin embargo, las oportunidades no siempre están en la continuidad de lo que hacemos.

Poner el futuro en el tiempo presente implica partir de algunas premisas que seguramente tienen sesgos del mercado donde estamos, de la persona que dirige, de la historia de la organización. Pero el futuro tiene abiertas muchas posibilidades para reescribir la historia de todos. Si bien, la empresa tiene todos los condicionamientos del presente, el mayor condicionamiento es la visión de quien dirige. Ante una visión corta, con miedo, sin ambición no hay oportunidades favorables.

Adicionalmente, no es suficiente con descubrir esas oportunidades y decidir hacia donde ir, también será importante poner los medios para hacer realidad ese futuro. Las oportunidades solamente son valiosas cuando se concretan porque de otra forma se quedarán en ideas estériles.

Los equipos de trabajo requieren esa claridad estratégica para traducirla en objetivos y en acciones concretas que puedan hacer avanzar a la organización. Clarificar la visión es necesaria pero no es lo único, requieren de ilusionar a las personas y conectar la cabeza con el corazón y las manos.

La reflexión estratégica es apenas el primer paso para mirar el futuro, para definir dónde queremos estar, para compartir ese futuro con los equipos de trabajo y traducirlo a proyectos que convertirán esa visión en realidad. No es garantía de éxito, pero si es el primer paso para lograr un futuro prometedor si se tiene la capacidad de desprenderse de las amarras de los fracasos y éxitos del pasado para poder construir un futuro con mayor ilusión

Jorge Peralta

@japeraltag

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Jorge Peralta

Ayudo a empresas a crecer y transformarse mientras operan su modelo de negocio actual Intrapreneurship&Corporate Innovation Expert / CEO Idearia Lab