La empresa moderna ¿Cuáles son sus características?

Jorge Peralta
4 min readNov 16, 2019

Eric Ries en su libro El camino hacia el Lean Startup cuenta una anécdota de una charla con Jeff Immelt, el CEO de General Electric a principios del S XXI: “Nadie quiere trabajar en una empresa anticuada. Nadie quiere comprar productos de una empresa anticuada. Nadie quiere invertir en una empresa anticuada”. Una frase que podría dejarnos a todos con la reflexión de ¿Cómo es nuestra empresa? ¿Es una empresa anticuada? ¿Cómo identificar si tenemos rasgos de una empresa anticuada?

La clave esta en descubrir si nuestra empresa tiene la capacidad de renovarse continuamente a través de un proceso sistemático para incorporar nuevas ideas a su modelo de negocio.

Parece un tema sencillo, porque no existe empresa que no quiera mejorar, que no quiera avanzar con sus retos, crecer sus ingresos; todas lo quieren, el problema radica en que no todas tienen la capacidad de hacerlo.

Tradicionalmente las bases de la competencia radicaban en el precio, la calidad, la variedad y el tiempo de entrega. Esas cuatro variables determinaban la capacidad que tenía una empresa para competir y para tener posibilidades de ganar. En un mundo en el que las barreras de entrada en importantes, cuando aparecían competidores no tenían grandes posibilidades de abrirse paso y quedarse con una rebanada del pastel.

Hoy vivimos un mundo en el que la globalización ha puesto más a la mano capacidades de producción en todo el mundo; aún cuando se trate de organizaciones pequeñas, esas capacidades están disponibles y accesibles, lo que ha abierto la puerta a una especie de democratización de las oportunidades de negocio.

Hoy casi que cualquiera puede acceder a capacidades productivas a costos relativamente razonables; pero han emergido nuevas bases para la competencia, adicionales a las anteriores: el diseño, las marcas, el acceso a nuevos mercados a través del mundo digital, plataformas tecnológicas y modelos de negocio.

Las organizaciones siguen trabajando en la mejora de sus productos o servicios o en la mejora de sus procesos para crecer en calidad y eficiencia operativa; pero también necesitan nuevas fuentes de crecimiento que sólo se logran a través de la innovación. Y para la innovación, las herramientas de gestión tradicional no funcionan de forma eficaz. Es este punto central en el que la mayoría de las empresas no han logrado avanzar.

Lanzar nuevos productos y servicios, encontrar nuevas formas de experiencia del cliente que se salen de nuestro modelo operativo requieren de una disciplina aparte de las herramientas de gestión tradicionales. Diseñar, prototipar, validar, pivotar son parte de un nuevo lenguaje y de una nueva disciplina que no va de la mano con explotar el modelo de negocio actual sino de descubrir nuevas oportunidades y diseñar el modelo de negocio futuro. Tal vez la convivencia de estos dos mundos es lo que define si una empresa es una empresa moderna o no.

No se trata de falta de capacidad, ni de ideas, sino de una falta de herramientas porque el desarrollo de proyectos tiene una esencia distinta en la que requiere de otras métricas para medir sus avances. Una empresa moderna sabe que esos dos mundos, el de la explotación del modelo actual y el del descubrimiento del nuevo, deben convivir de forma ordenada y sinérgica.

Una empresa moderna es donde los empleados pueden proponer nuevas ideas y cuentan con las herramientas para desarrollarlas. Donde la regla y la norma, necesarias en cualquier organización no son un candado para pensar en el futuro y visualizar algo mejor que lo de hoy. En una empresa moderna no hay silos, se trabaja de forma transversal, no como en feudos donde no hay interacción. En una empresa moderna la preocupación por el ROI y lo resultados a corto plazo no les impide moverse en medio de la incertidumbre de los nuevos proyectos.

En una empresa moderna se piensa en grande, se ejecuta en pequeño y paso a paso para que los fracasos no sean lozas sino aprendizajes para que las ideas se validen al mejor ritmo posible y que se confirmen las oportunidades de negocio se ejecuten con velocidad para crecer aceleradamente.

En una empresa moderna se cuestionan frecuentemente las reglas, buscando que los clientes sean el punto de partida para el cambio. En una empresa moderna los horarios pueden no ser homogéneos y los lugares de trabajo tampoco; la flexibilidad para un mejor resultado es la premisa.

En una empresa moderna no se piensa en las barreras de entrada para los competidores, sino en las barreras de salida para clientes felices a los que se les genera valor.

Como podrás darte cuenta estamos frente al gran reto de aprovechar lo que tenemos para construir una nueva cultura en nuestras organizaciones en las que, el largo plazo esta acompañada de un proceso ágil de experimentación que permita descubrir esas nuevas oportunidades que hagan realidad esa visión. Saber manejar la incertidumbre será la clave para correr ciertos riesgos e ir más rápido que los demás.

Parece que tenemos mucho por hacer si queremos que nuestras empresas sean modernas y sean lugares donde la gente quiere trabajar, donde los clientes quieren comprar y donde haya personas dispuestas a invertir su tiempo, su dinero y su futuro.

Jorge Peralta

@japeraltag

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Jorge Peralta

Ayudo a empresas a crecer y transformarse mientras operan su modelo de negocio actual Intrapreneurship&Corporate Innovation Expert / CEO Idearia Lab